Hace un tiempo, «navegando por la red», me encontré con esta publicación que no me dejó indiferente, y de la cual me sentí «obligado» a dar mi opinión, mi punto de vista.
No busco una respuesta, y menos una réplica a mi mensaje, solo, tenía que decirlo, tenía que compartirlo:
A quien se dirija a esta carta:
Cuando sea viejo, me gustaría poder hablarles a mis nietos sobre lo que es el amor, me gustaría poder decirles que me enamoré, que sentí lo que realmente le daba motivo a mi vida. Explicarles que no me hicieron falta 3 copas de más para ahogar las penas, porque su abuela fue la calma dentro de mi tempestad, que la vida es mucho más bonita si sabes disfrutar de ella, pero es maravillosamente preciosa si la disfrutas al lado de la persona que también te quiere en la suya, que en los días de lluvia disfrutábamos viendo películas hasta las tanta sin mirar el reloj, que esperaba con ansias que llegase el viernes para poder verla y rodearla con mis brazos, que los mejores momentos de mi vida llegaron de la mano que me agarraba fuerte en los momentos difíciles y me susurraba que me quería, que todo saldría bien, y que después de tantas vivencias y experiencias a su lado, me sigue mirando a los ojos con la misma fuerza que la primera vez que intercambiamos nuestras miradas, mientras sostiene mi mano y, con los ojos entre abiertos y lacrimosos, se siente afortunada y orgullosa de haber podido disfrutar su vida junto a mí, mi vida, la que desde que tenia 20 años, ha sido, es, y será, nuestra vida.
Espero haberles abierto los ojos a quienes los tenian cerrados, aunque son ellos quienes se tienen que quitar la venda.